Luces de una ciudad que en la noche iluminan el sendero de muchos,
Luces que conocen los andares de mas de uno,
Luces que han visto las alegrías de los enamorados y las tristezas de los sin techo,
Luces que viven de noche y mueren con el día.
Les hago una pregunta,
¿Cómo viven para ser útiles a los demás sin pedir nada a cambio?,
¿Es eso posible?
¿Cómo poder soportar que todos las ignoren a pesar de ser de utilidad?
Y salve de alguien que se percate cuando no están, reciben los mil y un insultos, y aun sin ustedes tener la culpa llevan esa carga a cuestas.
Luces, las comparo con el amor y el cariño, porque al amar o dar cariño uno ilumina el sendero de algunos o muchos, regalando sonrisas, sembrando alegrías, a pesar de que el corazón se encuentre partido en mil pedazos, los cuales permanecen intentando reflejar algún sentimiento, y cuando lo logran son pisoteados hasta convertirlo en mil pedazos más como si de un cristal se tratase.
Si la vida es una escuela, quisiera que alguien me enseñara como soportar los daños de la misma, y quisiera que alguien me respondiera ¿por qué siempre es lo mismo?
Hay caricias que duelen y causan daño, profundo, como si de eso se tratara el amar.
Miradas que se cruzan, y engañosamente se transforman en cariño, letras desesperadas que claman a viva voz por un corazón compatible con el odio o simplemente sin vida, sin latidos, para ser transplantado a un cuerpo inerte que desea vivir sin hacerle caso a nada.
Seres enamorados que luego cuando nadie los ve, en la oscuridad profunda a donde su brillo no alcanza, mueren sin piedad y luego ustedes continúan guiando los pasos de esas vidas separadas, con dudas de amor.
No quererte, no amarte, experimentar sin tener tus labios cerca, intentar vivir sin tener corazón, romperse el alma partiéndola con el filo de una navaja, sensaciones, vacío, ¿inocencia?, solo por dar cariño esperando lo mismo o algo parecido a cambio.
Vómito de emociones que se apagan con el amanecer al igual que ustedes luces, simplemente esperando que llegue un nuevo día para intentar descansar, aunque la historia se repita una y otra vez; y cuando el sol comience a levantarse en el horizonte, extinguir esa llama, ese amor, ese cariño, sin saber con certeza si algún día, próximo o lejano volverán a encenderse para iluminar con la misma intensidad de la primera vez.
13-05-2004
Gusymans